jueves, 12 de mayo de 2016

Muerte

"Muerte y destrucción". Mi cabeza lo repite varias veces por día, aunque sigo en pie.

De vez en cuando sueño que muero. Que choco un auto a mil por hora, que choca y vuelca un micro de dos pisos en el que viajo, o, mi favorito: que muero ahogada.

El sueño de morir ahogada es la liberación misma, puedo sentir en mi alma la mezcla de paz con melancolía, lo liviano del plano cuando muero, lo denso que es el aire en la tierra y como mi almita se eleva sin quererlo, y flota, y pienso en el imbécil que alguna vez me amó, y en lo triste que fue la vida que abandono en ese instante, y luego despierto, y el aire sigue siendo denso, y yo sigo estando maldita...

La primera vez que quise morir fue intentando dejar de respirar. Tan chiquita como boluda, no se me pasó por la cabeza que eso era algo imposible.
Luego la culpa me persiguió, porque mi abuela sólo me tenía a mi, y no podía abandonarla, y dejé de intentarlo, pero leía ávidamente a Julia Prilutzky Farny con sus poemas tristes y soñaba que algún día, cuando tuviese el valor, dejaría este mundo maldito.

(Este es un fragmento del poema "Muerte en el estanque", el que más me identificaba:

Me gustaría tanto ser alegre
yo no quiero estar triste
yo no quiero
ser triste y melancólica y ausente.
Contemplo con envidia a las muchachas
sonriendo a las nubes y al almendro,
siento alrededor toda la vida
crujiendo en cada brote
reventando en las yemas,
brillando en los matices,
vibrando en las antenas,
ardiendo en la hojarasca turbia y pura
estallando en la huella redimida
de cualquier paso previo.
Siento la vida así, desesperada
hurgando contra mi, sin penetrarme
y ya no puedo más.)

Más adelante, luego de acostarme con tipos, me quedaba mirándome en el espejo del techo. El pelo largo, negro, los cachetes y labios rojos, las sábanas blancas, y seguidamente le agregaba a esa imagen, litros de sangre.
Me imaginaba muerta porque asi quería estar. Porque me daba cuenta de lo que estaba haciendo, pero aún así no podía evitarlo. Los tipos a veces me dan asco, pero no puedo evitar querer que me deseen, querer ser la mejor de sus vidas. Que se crean que son lo mejor de la mía, aunque lo mejor de mi vida sea desaparecer...

A veces fantaseo con que el colectivo en el que viajo choque violentamente, o que venga un loco y me atropelle mientras cruzo... Alguna que otra vez fantaseé también con tener alguna enfermedad grave, y el destino me hizo un cuerpo tan sano, que los médicos no creían cuando les decía que me sentía realmente mal, los estudios daban perfectos, pero claro, por qué no me hicieron un estudio en la cabeza para ver lo rota que la tengo?

Querer morir es aún más difícil cuando tenes un hijo. Yo hubiese preferido no concebir jamás. Los niños no me gustan, pero el hijo de puta del que me enamoré me engañó, y luego de estar 5 años casados, me convenció de buscar un bebé.
Si yo hubiese escuchado las voces de mi cabeza, que me repetían todas las noches "esto es demasiado bueno para ser verdad, en algún momento te va a abandonar, no confíes en él", hoy seguramente estuviese muerta.

Porque el día en que él se fue de nuestra casa, yo hubiese muerto. Yo hubiese salido a tirarme al río que queda a 4 cuadras de casa, o abajo de un camión. Hubiese tomado lavandina, me hubiese cortado hasta los huesos, pero no pude.
Porque me dejó con nuestro hijo, y ya había ahí alguien, una personita pequeñita que dependía de mi, como yo dependía de él...



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