jueves, 12 de mayo de 2016

La promiscuidad en persona

Me encanta lo fáciles que son los hombres.

En la última hoja del cuaderno donde escribo mis aventuras sexuales, mis abandonos, y algún que otro odio tengo, a modo de trofeo, la lista de los tipos con los cuales me acosté. Son bastantes, considerando que pasé 10 fieles años de mi vida en pareja (de los 20 a los 30) y que ahora tengo 32...

Son 22, que probé desde los 18 años, cuando me separé de mi primer novio, a los 20, y de los 30 a mis queridos 32 putos años...
22 tipos en 4 años son bastante, y si alguien me lo niega le cederé el premio a la promiscuidad que guardo en mi placard.

Me encanta porque tengo en mi mente como un catálogo, todos tan distintos, tan iguales ante algunas circunstancias, y si ellos me usaron toda la vida, por qué yo no puedo usarlos también?

Los hombres usan a las mujeres. Los hombres golpean y matan a las mujeres, pero, tranquilos. No voy a ponerme densa con el "ni una menos".

A lo que quiero ir es: Los hombres se merecen ser usados, y algunas mujeres, como yo, merecen y disfrutan de vez en cuando la violencia. Sobre todo sexual.

Siempre noté que tengo algo como "empatía" o no sé realmente qué. Pero puedo intuír qué le gusta a cada uno, y ser mil mujeres distintas con mil hombres distintos. La tontita y suave con uno, la perra guarra con otro. También con algunos me hago la mina perfecta con la que te casarías. Cocino y los lleno de mimos, soy una diosa en la cama, pero antes de dormir abrazaditos haciendo cucharita, esbozo un dejo de tristeza, para que se compadezcan de mi y entiendan que así de perfecta estoy sola, y tengo un pasado muy triste que ellos pueden arreglar.

Claro que después me aburro y los dejo.

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