jueves, 12 de mayo de 2016

La (mi) Historia

Mi padre conoció a mi madre cuando tenían cerca de 18 años.
Mi madre siempre tuvo problemas psíquicos (es algo entre bipolaridad y borderline, pero nunca quiso ir a ningún psicólogo, y además no la conozco demasiado así que no sabría precisar qué es).
Él notó que ella estaba un poquito loca, pero no le importó. Mi abuela sabía que ella estaba un poquito loca pero no pudo manejar la situación, pero claro, todo empeoró cuando quedó embarazada de mi.
Mi padre le pidió que aborte, ella no quiso, por lo tanto mi padre se las tomó.
Cuando nací me criaron entre mujeres, mi bis abuela, mi abuela y mi mamá, y la dejo para lo último porque ella jamás pudo criar nada... pero al menos aún estaba ahi, compartíamos el mismo techo.

Un día mi padre volvió y vio, que mi madre estaba en cualquiera. Descontrol. Sexo y drogas, locura a flor de piel, y yo, siendo bebé, en el medio. Entonces le agarró un ataque de amor paternal y le dijo que me iba a llevar con él, porque no podía ser posible que no me de de comer, que me saque a la calle desabrigada a las 3 de la mañana porque discutió con su madre, que me meta en la bañera con agua helada porque yo tenía fiebre y había que bajarla, etc...

Ahi se metió mi abuela y le pidió por favor que me dejara, que ella me cuidaba, se lo prometía, que no iba a permitir que mi madre me guiara por su camino.
Mi padre creyó suficiente esa promesa y se las volvió a tomar, y nunca más le importó si yo necesitaba algo. Esta vez, me había abandonado a mi directamente.

Me crié con mi abuela, quien quiso evitar a toda costa que yo siga el camino de mi madre, pero sé que estoy jodida desde que nací, porque sé que tenemos los mismos genes, y que yo aunque intenté toda mi vida reprimir mis instintos para evitar ser como ella, lo soy, soy igual de loca que ella.

Mi madre dejó de vivir con nosotras, desaparecía por meses y eso era horrible para mi, porque ella también me abandonaba, pero cuando aparecía era aún peor.
Yo adoraba que venga a visitarme, y le contaba mis cosas, pero en algún momento de la conversación su humor cambiaba abruptamente y era capaz de sacarse la piel con las uñas excusando una "alergia" frente a mi, para luego tirar un "no se por qué no me muero" y salir dando un portazo.

Toda mi vida fue así. Fui la mediadora entre mi madre y mi abuela, fui la niña que DEBÍA ser madura para no repetir la historia, y mi abuela se desvivía tanto por darme todo, y las posibilidades económicas eran tan pocas, que tuve una mezcla constante entre todo y nada.

El cariño que me tenía ella era tanto que no me daba mi espacio. Quería bañarme aún cuando yo ya tenía edad para hacerlo sola y su presencia en el baño cuando yo estaba desnuda me daba vergüenza.
Quería darme abrazos eternos, cuando yo jamás sentí el abrazo de mi mamá, y no sabía que hacer mientras ella me abrazaba, lo que me llevaba a la incomodidad inmediata.
Quería dormir conmigo y agarrarme y no soltarme nunca más, yo necesitaba tanto mi libertad, mi espacio, que me ahogaba, y quería desaparecer, pero en lugar de matarme, porque no sabía cómo se hacía eso, me cortaba.

Claro que no tenía ni idea de por qué lo hacía. La primera vez que me corté seguramente tendría unos 13 años, y fue sin querer afeitándome las piernas.
Cuando vi la sangre correr me generó tanto placer, que por un momento olvidé mi castigo, y después, cada vez que me bañaba me cortaba con la maquinita de afeitar, porque ese era mi descargo.

Pero mis padres no fueron los únicos que me abandonaron a mi suerte;

Tuve un abuelo, una figura paterna que desapareció de un momento a otro, una media hermana que falleció a sus 18 en un accidente de tránsito, y finalmente, el amor de mi vida, el único hombre que me amó con mi locura, el que curaba mis heridas cuando me cortaba, me abrazaba cuando tenía crisis, me alquilaba las películas y me traía el chocolate cuando la depresión me hacía querer morir y no salir de la cama, me besaba y me cuidaba, y me prometía que jamás me abandonaría.

Esa fue la peor traición de mi vida. Él prometió no abandonarme. Él sabía mi historia, e hizo lo peor que pudo haber hecho sabiendo todo de mí.
Fue como si usara todo eso que sabía en mi contra. Como si se aprovechara de tener la kryptonita y fulminarme, no sin antes, dejarme con un hijo, asegurándose de que yo no podría hacerle eso a mi bebé. No puedo abandonarlo como me abandonaron todos a mi, así que acá estoy.

Viva,

a veces...



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